Los signos de interrogación (¿ ?) y exclamación (¡ !) encierran enunciados que, respectivamente, interrogan o exclaman. Los primeros se utilizan para delimitar enunciados interrogativos directos; los segundos demarcan enunciados exclamativos, también en estilo directo, e interjecciones.
¿Dónde has comprado ese traje?
¡Eso es una injusticia!
USO DE LOS PUNTOS SUSPENSIVOS
Los puntos suspensivos (...) suponen una interrupción de la oración o un final impreciso. Después de los puntos suspensivos, cuando cierran un enunciado, se escribe mayúscula.
Se usan los puntos suspensivos en los siguientes casos:
a) Al final de enumeraciones abiertas o incompletas, con el mismo valor que la palabra etcétera.
Trajeron de todo para donar: ropa, frazadas, alimentos no perecederos, agua mineral, medicamentos...
b) Cuando se quiere expresar que antes de lo que va a seguir ha habido un momento de duda, temor o vacilación.
Él dijo que cobraría venganza... de todos.
c) En ocasiones, la interrupción del enunciado sirve para sorprender al lector con lo
inesperado de la salida.
Y de repente... ¡pum! se oyó un disparo.
d) Para dejar un enunciado incompleto y en suspenso.
Antes de partir dijo "te..." y no terminó la frase.
e) También se emplea este signo de puntuación cuando se reproduce una cita textual, sentencia o refrán, omitiendo una parte.
Ya sabés: "el que mucho abarca..."
"Mientras que la imagen fotográfica (...) ha sido adoptada de entrada, sin ninguna resistencia, por toda la comunidad, (...) la práctica fotográfica ha sido en un principio asunto de aficionados aisaldos, todos ellos miembros de la burguesía aldeana." (Bourdieu, 2014 , 56).
USO DE LAS COMILLAS Y LAS CURSIVAS
a) Para enmarcar la reproducción de citas textuales:
Dice Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a propósito de los germanos: «En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos —vándalos, suevos y alanos— atravesaba el Pirineo y caía sobre España …».
Si la cita tiene más de cuatro renglones o abarca más de un párrafo, se escribe con sangría respecto del resto del texto y, generalmente, en un cuerpo menor. En ese caso, ya no son necesarias las comillas:
Dice Rafael Lapesa en su obra Historia de la lengua española, a propósito de los germanos: En el año 409 un conglomerado de pueblos germánicos —vándalos, suevos y alanos— atravesaba el Pirineo y caía sobre España [...]. Así quedó cumplida la amenaza que secularmente venía pesando desde el Rhin y el Danubio. Cuando se intercala un comentario del transcriptor de la cita, este debe enmarcarse entre rayas, sin necesidad de cerrar las comillas para volverlas a abrir después del inciso: «Las puertas —señaló el ministro— siguen abiertas para el diálogo».
También se encierran entre comillas las palabras textuales que se reproducen dentro de un enunciado en estilo indirecto: «Las autoridades reconocieron sentir “satisfacción por las medidas tomadas”».
b) Para encerrar, en las obras literarias de carácter narrativo, los textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los personajes: «No creo poder soportarlo», pensó Julián.
c) Para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial: Parece que últimamente le va muy bien en sus «negocios». En textos impresos en letra redonda es más frecuente y recomendable reproducir los extranjerismos crudos en letra cursiva que escribirlos entrecomillados.
d) Para comentar un término desde el punto de vista lingüístico en un texto manuscrito: La palabra «máquina» es esdrújula. En los textos impresos, en lugar de usar las comillas, se escribe el término en un tipo de letra diferente al de la frase en que va inserto (en cursiva si el texto normal va en redonda, o en redonda si el texto normal va en cursiva).
f) Para citar el título de un artículo, un poema, un capítulo de un libro, un reportaje, una noticia o, en general, cualquier parte dependiente dentro de una publicación. Por el contrario, se escriben en cursiva: los títulos de libros; los nombres de periódicos y revistas; los títulos de un álbum discográfico; los títulos de canciones, si se mencionan solas, pero si se mencionan como parte de un todo (un álbum, una ópera, una comedia musical, un cancionero…), en redonda y entre comillas; y los títulos de una película.
Por supuesto, también las comillas y las cursivas están relacionadas con el género del texto que estamos escribiendo. En lo académico, hay una mayor exigencia de respetar las normas, mientras que en otros géneros como el periodístico o el literario, aparecen algunos usos justificables a partir de cierta intencionalidad del autor o de la adecuación del texto a una hoja de estilo.
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